
La responsabilidad en el niño y como fomentarla
Enseñar a los niños a ser responsables requiere un ambiente especial en el hogar y en la escuela.
Se trata de conseguir un ambiente que les ofrezca información sobre las opciones que deben escoger y las consecuencias de cada una de ellas y que les proporcionen los recursos necesarios para elegir bien.
¿Que es la responsabilidad?
La responsabilidad es:
- La habilidad para responder
- La capacidad para decidir apropiadamente y con eficacia
Una respuesta se considera efectiva cuando permite al niño conseguir sus objetivos que reforzarán sus sentimientos de autoestima.
La responsabilidad conlleva:
- Ser autosuficiente y saber defenderse.
- Tener seguridad y confianza en uno mismo
Hay que ser responsable y además de saber elegir, conocerse a sí mismo y adquirir y utilizar el poder en las propias relaciones y en la vida.
Los niños, en principio tienen temor a los límites, que desaparece conforme comprueba que límites y consecuencias se integran en un sistema coherente.
¿Cómo pueden los padres y educadores contribuir a conformar el sentido de los límites?
1º Saber nosotros mismos que esperamos de los niños.
2º Exponer sus expectativas de manera que nos entiendan, incluye esto la asignación de tareas y deberes.
3º Comprobar que el niño ha entendido. Si no ocurre esto habrá que hacérselo repetir o bien guiarle mientras lo hace.
4º Establecer límites racionales del tiempo para la realización de las tareas encomendadas o los deberes escolares.
5º Explicar al niño las consecuencias de no hacer las cosas. Estas consecuencias deben aplicarse coherentemente, sin sentimientos de culpabilidad o remordimientos y sin hacer sufrir al niño.
Es más importante la coherencia que la severidad
6º Si es necesario hacer un cartel y colgarlo para que “no pueda alegarse con la excusa del olvido.
7º Si es posible ser ambos los que expliquemos las reglas (padre y madre) para que el niño entienda que ambos las apoyan.
8º Que todos los niños de la casa tengan tareas, siempre adaptadas a la edad de cada uno y hay que tener en cuenta las habilidades personales.
Un niño es responsable cuando sus actos coordinan de forma creativa sus propios objetivos con las necesidades de los demás.
Para que esto pueda ocurrir, el adulto tiene que ayudar al niño a obtener este equilibrio, a definir sus propios valores y a resolver las dificultades en función de sus propios sentimientos.
El niño que posea y logre el sentido de la responsabilidad cosechará éxitos cada vez con más frecuencia y se beneficiará de las consecuencias positivas de estos éxitos.
Recompensas son todas aquellas cosas que el niño valora, cosas que desea o necesita.
Las recompensas de origen material por buen comportamiento (dinero, juguetes, chuches…) sólo se convierten en sobornos si es la única técnica que se utiliza para motivar al niño.
Las recompensas que no son materiales:
1º Elogios: “guauu esto está perfecto”
2º Proporcionar el reconocimiento de forma espontánea: “te mereces un helado por lo bien que lo has hecho”
3º Apoyarle cuando lo necesite: “Tú me ayudas a mí yo te puedo ayudar a ti también”
4º Mostrar interés por lo que hace y animarle: “Vete a jugar que hoy esto lo hago yo”
5º Compartir tareas con ellos: “Te voy a ayudar a recoger la habitación”
Muchas veces, las responsabilidades de los niños producen incomodidad a los adultos.
Los adultos debemos ser pacientes y tolerantes porque es lo que los niños necesitan.
Continuará con el 2º capítulo: EL APRENDIZAJE DE LA RESPONSABILIDAD…
Próximamente en el blog.
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