Somos uno más
En nuestra Escuela Infantil cada personita nueva se presenta al resto del alumnado. ¿Con qué objetivo?:
Queremos que nuestros alumnos perciban en todo momento un ambiente cálido, acogedor, afable y familiar. Un lugar dónde todos son bien recibidos y donde se les empieza a querer desde el primer minuto.
¿Cómo hacemos la adaptación del niño o niña y la de los padres??
No sólo se tienen que adaptar los niños: los padres, primeros responsables de la Educación de sus hijos suelen estar “lógicamente” preocupados en su inicio y nosotros procuramos comprenderlos y tranquilizarlos porque nos dejan “lo mejor que tienen”, “lo que más quieren en éste mundo”…
Los profesionales de la Escuela, también necesitamos adaptarnos a esa nueva personita que acaba de incorporarse con nosotros. Es imprescindible conocerla a fondo: qué significan cada uno de sus sonidos para saber qué es lo que necesita en cada momento.
Ofrecemos, por ello, un periodo de adaptación previo a la fecha de incorporación en horarios factibles para las familias, Las familias pueden decidir las horas que más les convengan de acuerdo con las horas sugeridas por la Escuela.
Esta adaptación paulatina proporciona familiaridad, seguridad y tranquilidad tanto a los padres como a los niños. Es mucho más fácil para los padres dejar a los niños con nosotros, si han tenido tiempo de experimentar el ambiente en el que estará su hijo o hija, una vez que estén completamente incorporados.
En la Escuela, queremos que este proceso de adaptación sea tranquilo porque no tenemos prisa y estamos siempre abiertos a recibir sugerencias de los padres, que son quienes mejor conocen a sus hijos. También queremos entender muy bien sus demandas, ya que depositan en nosotros la confianza de poder cuidarlos y atenderlos durante las horas que ellos no pueden hacerlo o simplemente porque quieren que su niño o niña empiece a interactua con sus iguales en un Centro Educativo un ratito todos los días.
En general, cuánto más pequeño más fácil y rápida suele ser la adaptación del niño o niña, pues aún no extrañan y aceptan bien la alimentación y cuidados de las maestras. Cuando son más grandecitos lo pasan (ellos y nosotros) un poco peor. Si la adaptación no se ha hecho bien, se produce en ellos un sentimiento de abandono que es terrorífico y que, a veces no ocurre ni el primero, ni el segundo día…, sino una vez que se ha establecido la rutina en la Escuela. Esto confunde a los padres sobremanera, quienes, claro, se preocupan y nos dicen: Pero…, ¿qué ha pasado?.
Lo que ha pasado es que la criatura ha pasado a ser consciente de una realidad nueva y “se rebela”, pues aunque esté contento en la Escuela y quiera mucho a sus compañeros y a las maestras, los niños bien apegados buscan instintivamente a sus padres durante el día, que son las figuras que les dan seguridad. Cuando se les atiende con cariño cada vez que la crisis ocurre y se les distrae con la experiencia acumulada por nuestros profesionales, estas crisis duran sólo unos días, y pronto vuelve todo a la normalidad del principio.
Se sugiere que los niños vengan con algún objeto familiar, que huela o les recuerde a casa y que les permita sentirse seguros en el nuevo ambiente de espacios, de sonidos, de luces, etc…
Un beso…: siempre un beso al dejarlos y al recogerlos. Unas palabras cariñosas, cercanas…, al dejarlos y al recogerlos: “Te quiero mucho, enseguida vengo a recogerte”; “Bueno, cariño, hago unas cositas y mientras juegas, vuelvo pronto…”
Presentamos a los padres a todo el personal del Centro Educativo porque en nuestra Escuela, todas y cada una de las maestras debe conocer a todos los niños y niñas y a todos los padres pues todo el equipo atiende a todo el alumnado, aunque cada profesional tenga sus funciones concretas.
Si el bebé llora de forma incansable, sólo nos queda acercarnos a él, hablarle mirándole a los ojos y sonriendo, aunque nos rechace al principio porque puede estar muy enfadado. La paciencia rebosa en todas las personas de la Escuela y cuando se necesitan brazos… los que hagan falta.
Lo normal es que la criatura, “se apegue” a la persona de referencia. Este apego se irá suavizando conforme el niño se vaya tranquilizando y sintiéndose más y más cómodo con todo el personal. Un niño seguro y bien adaptado es un niño que empieza a hacer en la Escuela lo mismo que en casa porque al final, es su segundo hogar.
A partir de aquí…, se empieza a trabajar otro montón de cosas, sin forzar, sin sobreestimular, con pautas claras, muy estudiadas y con un trato exquisito que le permita al niño desarrollarse como persona feliz, segura, independiente…, porque siempre encuentra sus necesidades satisfechas.
Responder siempre a las inquietudes de los padres, atenderles en el teléfono si llaman, llamarles cuando viene alguien diferente a ellos a recoger al bebé o cuando tenemos alguna pregunta, son nuestros mejores métodos para que los padres se sientan muy tranquilos pronto, muy confiados y muy seguros de haber elegido nuestra Escuela para su niño.
Verónica García Notario_ Mayo 2016
Directora Escuela Infantil DELPHOS
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