
Educación emocional (Parte 2)
Una vez que ya conocemos un poco más del proceso de desarrollo emocional del niño y de los hitos evolutivos alcanzados durante esta etapa, vamos a hacer una relación de otros aspectos que, como padres y educadores, debemos tener muy presentes.
- Desde el momento de su nacimiento, el niño es capaz de relacionarse socialmente utilizando los medios disponibles a su alcance: llanto y excitación.
- El niño tiene la necesidad de ser sostenido emocionalmente por las personas vinculares de su entorno y muestra interés en conseguir la relación humana, algo que podemos considerar como síntoma de una buena salud mental desde el comienzo de la vida. El niño empieza a crear, entonces, un vínculo seguro gracias a la estabilidad y previsibilidad de sus cuidadores primarios.
- Es incapaz de regular sus estados emocionales, por lo que estos quedarán a merced de reacciones emocionales intensas.
La regulación afectiva sólo la conseguirá dentro de un contexto de relación con otro ser humano.
El contacto físico y emocional (coger, abrazar, acariciar, besar, hablar, susurrar, cantar, etc.) permite al bebé lograr su calma en determinadas situaciones.
Poco a poco irá aprendiendo a regular sus emociones.
Si a un niño no se le consuela, aprenderá por sí mismo pasar del llanto e inquietud a la calma, algo que nosotros no compartimos, ya que consideramos que recibir afecto es parte fundamental del crecimiento personal.
- La confianza básica del niño se logra gracias a las numerosas interacciones entre el niño y sus padres.
Cuando existe esta confianza el niño comenzará a explorar, indagar e investigar; se separará y reconocerá que es un ser individual y diferente y único.
Será consciente de que sus progenitores y el resto de las personas que le cuidan son sensibles a sus necesidades, por lo que sabe que serán cubiertas, tanto las físicas como las emocionales.
- Los vínculos afectivos estables reducen el malestar emocional del niño y logran potenciar sentimientos positivos en él.
Las expectativas del niño acerca de lo que puede esperar de los demás se forjan a partir de todas las experiencias tempranas: interacciones concretas, positivas y amables y, por supuesto, mantenidas y repetidas en el tiempo.
- El desarrollo del cerebro del niño depende de las experiencias que vive. Establecer un adecuado vínculo correcto y temprano tiene un importante impacto directo sobre la organización cerebral de esa persona.
En conclusión, el establecimiento de vínculos afectivos parte del niño en fundamental para su desarrollo emocional. La semana que viene haremos una tercera entrada sobre este tema.
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