
Adquisición de automatismos básicos en el niño (Parte II)
Son tres los automatismos básicos en el desarrollo del ser humano: la prensión, la locomoción y la motricidad gráfica. En esta segunda parte de la adquisición de los automatismos básicos se va a tratar el de la locomoción.
Recordamos que un automatismo es un acto intencionado (queremos hacerlo), complejo (no es fácil de hacer) y coordinado (necesito manejar las dos manos, dos dedos o los dos brazos).
Una vez que se ha automatizado un acto, no es necesario que la atención intervenga, ya que se convierte en algo fácil y sencillo a través de la ejercitación, esto es, ya no nos hace falta pensar qué tengo que mover o hacer para lograr eso que quiero.
La locomoción es la capacidad de desplazarse por el espacio en posición erguida. Para conseguir dicho desplazamiento se tiene que haber alcanzado previamente un adecuado control del cuerpo y, por supuesto, tener adquirido el equilibrio y la coordinación de los movimientos alternos de los miembros inferiores, que deben a su vez tener fuerza y tono muscular suficiente para sujetar todo el cuerpo sobre las piernas sin caerse.
La adquisición de la locomoción se inicia muy temprano, de forma ordenada siguiendo la ley céfalo-caudal: un control progresivo del tono del eje corporal desde la cabeza, la nuca, la espalda, la pelvis y las piernas.
Los desplazamientos hacia arriba o hacia abajo en la cuna, las rotaciones, los volteos de abajo-arriba y de arriba-abajo, la colocación de los codos y las rodillas para iniciarse en el gateo y el paso de tumbado a la posición de sentado son pasos necesarios para conseguir más tarde la bipedestación, para poco después comenzar ese desplazamiento independiente que le permitirá gran autonomía y acceso a múltiples experiencias, el descubrimiento del entorno y grandes momentos de satisfaccion.
Favorecer el desarrollo de la locomoción es absolutamente necesario, pero nunca hay que forzar la marcha. Un niño andará cuando esté preparado para hacerlo, esto es, cuando su grado de madurez lo permita.
¿Qué se puede hacer para favorecer la locomoción?
Lo primero que se debe hacer es actuar sobre los reflejos tónicos de hipertensión de los miembros e hipotensión del tronco. Se deben aprovechar siempre los momentos en los que el niño está despierto para:
- Masajear frotando desde los hombros hasta las manos y desde los muslos hasta los pies (dirección céfalo caudal), repitiendo este gesto varias veces.
- Mover las extremidades de arriba abajo, hacia adentro y hacia fuera y realizar flexiones de codos y rodillas.
- Apoyar al niño sobre su vientre y llamar su atención, bien con un objeto o con nosotros mismos enfrente, y obligar a que levante la cabeza y la sujete cada vez más tiempo y vaya haciendo fuerza con los antebrazos y con el movimiento de piernas.
- Proporcionar juguetes de arrastre que pueda mover con las manos y más tarde pueda arrastrarlos sujetándolos mientras se desplaza gateando.
- Ofrecer cajas para que meta y saque diferentes objetos y también para que puedan entrar y salir de ellas por sus propios medios.
- Plantear circuitos de psicomotricidad que favorezcan su desplazamiento e irlos complicando poco a poco.
En la próxima entrada, sobre la motricidad gráfica, daremos por finalizadas las publicaciones sobre los automatismos.
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