
Respeto a la persona
“Sólo los niños saben lo que buscan”. El Principito.
Uno de los objetivos en nuestra escuela es el respeto por la dignidad de la persona.
Con el niño debemos conseguir una necesaria conexión empática y bidireccional. Por eso resulta fundamental ponernos a su altura, mirarle a los ojos y conseguir el contacto visual, acercarnos si lo permite y, si no, simplemente estar ahí, junto a él, guardando la distancia que el niño nos marca.
Los diferentes comportamientos del niño debemos interpretarlos como lo que son: comunicación.
Cuando un adulto no interpreta esa comunicación de forma adecuada y se toma sus respuestas como algo personal, si teme “ese momento” y actúa desde el miedo, si siente que experimenta reacciones que, precisamente, no son totalmente positivas, es necesario:
- Pararse y respirar profundamente, porque lo primero que hay que pensar es que se está ante un cerebro inmaduro, rígido e inflexible.
- Pensar y contar hasta 5, o hasta 10 si te hace falta.
- Sonreír y actuar.
- Tener claro quién de los dos es el adulto.
¡Enhorabuena! Si has podido hacer esto, acabas de comunicarte con el niño.
¿Por qué no somos capaces de comprender que nuestros niños no paran ni de día ni de noche?
Los niños tienen mucho que ver, mucho que aprender, que investigar, que experimentar. Son como una computadora que se llena de datos y datos que tiene que procesar compatibilizándolos con un desarrollo de habilidades de todo orden: motoras (gruesas y finas), sensoriales, cognitivas, emocionales y sociales.
- Son curiosos: revuelven, sacan, meten, tiran, tocan, preguntan…
- Se ríen, se mueven, y mucho, lloran muy fuerte, hablan y no callan…
- Son peligrosos, no se les puede perder de vista.
- Son muy divertidos y cariñosos.
- Se agotan y, en respuesta a este cansancio, caen redondos o lloran sin control.
Seguramente, en algún momento te han molestado de tu niño las tres primeras características que hemos señalado. ¿Sabes por qué? Te lo explicamos muy brevemente:
Seguramente, porque no interpretas bien su comunicación.
Nadie os informó de lo difícil que iba ser madre y padre, de lo complicado que es educar, pero, aun así, debemos ser plenamente conscientes y respetuosos hacia los comportamientos (comunicación) de esa persona que es vuestro hijo.
Ser respetuosos no significa que no pongamos límites en nuestro proceso educativo. En ningún caso podemos permitir que el niño nos maneje, porque podemos criar un niño complicado, pero con paciencia e intentando comprender qué es lo que comunica y qué es lo que necesita.
Los padres y los adultos que nos dedicamos a educar no tenemos que ver simplemente a un niño, tenemos que reconocer a una persona y pensar que es ella y no va a ser como queremos que sea o nos gustaría que fuera. Será ella misma, persona única e irrepetible, con sus capacidades, sus características, sus limitaciones, su temperamento y así es como tenemos que reconocer, que no ver, a nuestros hijos.
El conocimiento del proceso evolutivo, de la naturaleza infantil, nos ayudará en este camino: facilitará que seamos más pacientes, más comprensivos, más cariñosos y, al entender la comunicación del niño, sonreiremos y disfrutaremos de esta etapa mucho más.
Un estilo educativo en el que se practica la escucha activa, donde se respetan diferentes opiniones, donde se evita la contradicción y existe la coherencia es mucho más correcto que un estilo autoritario o permisivo, los cuales siempre llevan a errar y a generar, más adelante, otros problemas más importantes.
¡Vamos a conocer e interpretar los comportamientos de los niños!
Verónica García Notario, directora Escuela Infantil Delphos
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