
Harina, agua y sal. ¿Qué es?
Día del Pan.
Hoy en nuestra escuela una vez más hemos vuelto a aprender a través de las manos. Lo que los niños manipulan, exploran y sienten no lo van a olvidar.
La neurociencia nos anima a que los niños utilicen las manos para todo y a que busquen resultados y soluciones con sus manos.
Os habíamos propuesto que durante el fin de semana hicierais una actividad: hacer una bola de masa de pan en familia. De esa manera hemos conseguido que los padres observen cómo reacciona nuestro pequeño trotamundo ante una masa que primero es polvo, y nos puede hacer estornudar, la sal, con una textura áspera y desagradable en algunas ocasiones, y, por último, el agua, que al mezclarla con los ingredientes previos ha generado algo tan pegajoso que no se puede quitar de las manos.
Nos centramos en los desarrollos sensoriales del niño con esta actividad:
- En primer lugar, descubrimos texturas suaves, ásperas, la temperatura del agua… Sensaciones que percibimos a través del sentido del tacto.
- Cuando hacemos la mezcla y movemos nuestras manos de acá para allá a veces nos puede resultar asqueroso (el asco es una emoción de la persona) o, por el contrario, nos puede aparecer una emoción intensa de alegría porque nos encanta mover las manos deprisa, sacar la masa, observar cómo se pega y como cae al recipiente. Trabajamos, así, la coordinación óculo manual y el desarrollo del sentido de la vista y el tacto.
- Por último, cuando tenemos la bola final (aunque es muy probable que el niño no haya sido capaz de llegar al producto final, cosa que no nos importa porque nos vamos a fijar en el proceso), ¿cómo ha respondido el niño ante la tarea? ¿qué emociones ha experimentado?
- Ya en la escuela, con la bola final hemos trabajado la pinza digital (psicomotricidad fina), hemos practicado el pellizco (trabajo de fuerza y coordinación), hemos intentado hacer una bolita pequeña poniendo la masa entre las dos manos y girando (coordinación óculo manual y coordinación de ambas manos) y hemos colocado las bolitas encima de unos puntitos negros que hemos pintado previamente para ellos. Por tanto, hemos ejercitado la precisión con pinza digital para volver a coger la bolita, la prensión (controlando para no aplastarla y mantener la bola) y la coordinación óculo manual para poner encima del punto con precisión.
Como habéis visto, una actividad sensorial que, además de hacer pasárnoslo muy bien, ha producido en los más pequeños muchos beneficios en su desarrollo.
¡Seguimos!
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