
Día de la Educación
Hoy celebramos el Día de la Educación. Pero, ¿qué es educar?
Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es:
- Desarrollar las facultades intelectuales, morales y afectivas de una persona de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece.
- Proporcionar conocimientos o habilidades a una persona para darle una determinada formación.
Hoy nos vamos a quedar con la primera definición.
Desde el mismo momento del nacimiento del niño, los padres se enfrentan a un modo de actuar diferente al que hasta ese momento han tenido.
A su vez, el padre de ese niño procede de una familia y la madre de otra, por lo que ambos han tenido educaciones que pueden ser similares o, por el contrario, muy diferentes, por lo que, de una forma u otra, ambos tendrán que ponerse de acuerdo y tener muy clara la directiva educativa de ese hijo que ahora es de los dos.
Desde el principio, la forma de actuar, de hablar, de besar y abrazar, de mirar a esa persona y, por supuesto, el trato personal entre la pareja, serán cruciales a la hora de comenzar a educar a esa criatura.
El niño no sólo es educado por la familia. El niño socializará con la familia extensa y con personas que no tienen nada que ver con la familia y, actualmente, se verá influida su educación de forma muy importante por los medios tecnológicos: televisión, tabletas, ordenadores y, sobre todo, por los teléfonos móviles.
Es la sociedad parte muy importante de la educación de la persona por lo que resulta estrictamente necesario que los progenitores estemos “ahí”, muy pendientes de ellos, de resolver adecuadamente las dudas que se plantean, siempre con la verdad y sin mentir, aunque creamos que sea por un buen motivo, porque una mentira de un padre o madre genera la desconfianza en ese hijo.
La coherencia de vida es educación en sí misma: haz lo que piensas y lo que dices y no digas una cosa y hagas la contraria, porque los niños se dan cuenta a su forma de nuestra incongruencia. Los niños aprenden de la observación al adulto: como actúa, cómo trabaja, cómo habla, con qué tono, cómo mira, si escucha o no, si presta atención, cómo trata a las personas y a los objetos y, también, cómo trata a los animales.
Una frase de alguien anónimo y que nosotros utilizamos muchas veces, ya que consideramos que tiene un trasfondo muy interesante, es que “para educar a un niño hace falta la tribu entera”. Familia, escuela y sociedad son la base de la educación del niño.
Controlar todos los ambientes es garantía de un crecimiento y desarrollo fortalecido en la libertad, voluntad y valores rectos que toda persona deberíamos adquirir: sinceridad, respeto, responsabilidad, orden, comprensión, escucha, trabajo, etc. En definitiva, valores humanos.
Una advertencia que queremos recordar: es imposible controlarlo todo. Aun así, los padres tenemos la obligación de conocer perfectamente a cada uno de nuestros hijos, saber cómo, con quién, y dónde se mueven y qué influencias externas reciben. Con todo ello, nuestra labor es orientar, sin imponer, sino razonando y explicando siempre el por qué; no obligar, sino sugerir, aunque en muchas ocasiones sea necesario iniciar o provocar una reflexión en la que, como padres, tengamos que utilizar, de forma muy inteligente, lo que se conoce por psicología inversa.
Finalizando esta pequeña reflexión nos gustaría que tengáis presente que, por bien que lo hagamos, por mucho que nos esforcemos, siempre habrá un montón de cosas que se nos escapen y que una decisión tomada en un momento determinado siempre será una buena decisión.
No debemos mirar hacia atrás, siempre mirar hacia adelante en el proceso educativo de nuestros hijos.
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