
Ver, Oír, Tocar y mucho más
Desarrollo sensoriomotriz en el niño de 0 a 1 año
Es importantísimo estimular el desarrollo sensoriomotriz desde los primeros momentos de la vida del niño.
El tacto es el primer sentido que se desarrolla. El feto es capaz de percibir sensaciones táctiles desde el útero y reacciona favorablemente a ellas con el movimiento y se ha comprobado que la primera señal de sensibilidad aparece alrededor de la boca a las 7 semanas de gestación pero además llega también información por el gusto, el oído, el olfato y la vista por lo que toda esa información recibida será procesada por los mecanismos de su mente para empezar a conocer.
Desarrollo táctil:
De gran importancia las percepciones táctiles, unidas a las visuales y auditivas para reconocer a las personas y a los objetos de su entorno.
Mediante el tacto, llegan al niño una serie de percepciones y de conocimientos. El sentido del tacto no está solo en las manos, existen otras zonas del cuerpo que son sensibles a los estímulos táctiles, de ahí la importancia de masajear al niño, hacerle cosquillas, acariciarle lentamente…
Proporcionar objetos con diferentes texturas, tamaños, que suenen o no es fundamental para que el desarrollo de este sentido sea óptimo.
Desarrollo visual
Las sensaciones visuales del recién nacido se mantienen las percepciones del claro y oscuro.
Su capacidad va progresando consiguiendo mayor discriminación visual, hasta que se sitúa en la edad de tres o cuatro años la posible distinción de colores fundamentales, forma, tamaño, distancias, etc…
Desarrollo auditivo
El desarrollo auditivo depende en el primer año del receptor y de las estimulaciones, audiciones empleadas.
Los niños de esta edad van perfeccionando sus sensaciones auditivas: distinguiendo sonidos e instrumentos, identificando objetos por el ruido que hacen, diferenciando sonidos de animales, distinguiendo el lugar de procedencia de los sonidos…
Para este desarrollo debemos utilizar todo tipo de objetos y juguetes, preferiblemente de origen natural y que emitan sonidos agradables y no estridentes que puedan molestar al bebé.
Podemos reproducir diferentes sonidos cotidianos y grabar voces de familiares conocidas.
La música vale toda: clásica, moderna,. pop, instrumental, etc. Lo más importante es que el bebé vaya interiorizando los diferentes sonidos y sus características: altos, bajos, graves, agudos, largos, cortos… y no sólo hay que hacer sonar ruidos y sonidos diferentes si no que además hay que trabajar con los niños el silencio ya que es algo indispensable para aprender a escuchar…
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