
¡¡No habla!!
Cuando un niño es muy callado lo que debemos a hacer es animarle a hablar más, pero… ¿Cómo se hace eso?
El desarrollo del lenguaje es una de las tareas más difíciles y complicadas a las que se enfrenta el ser humano.
Para poder empezar a hablar es necesario que la persona tenga un buen desarrollo neurológico y que no padezca deficiencias sensoriales ni fisiológicas.
La memoria auditiva del niño debe estar bastante afianzada y el grado de madurez debe corresponder con su edad, algo que no ocurre siempre en el segundo año de vida y es por eso que quizá el niño a esta edad hable poco, por lo que inicialmente no debe preocuparnos.
En la mayor parte de los casos los niños no hablan mucho porque, aunque entiendan absolutamente todo, con unos gestos, señalar y decir 4 palabras basta para hacerse entender, por lo que en un principio sólo se esfuerzan lo mínimo.
Otro tema que suele preocuparnos es la mala pronunciación que tienen, pero hasta los 5 o 6 años los niños tienen margen para pronunciar mal, y no tiene por qué ser un problema, pero es cierto que como nos encontramos en la sociedad de las prisas, este es un problema que sí se debe atajar lo antes posible para evitar futuros problemas en el colegio.
Es importante observar que el niño tenga ganas de comunicarse, si pone atención en lo que se le dice y si le gusta sentirse acompañado, porque son las bases para el inicio de un adecuado desarrollo verbal.
¿Qué podemos hacer para que mi hijo se esfuerce y comience a hablar un poquito más?.
- Hablarles mucho, ya que comprende y entiende perfectamente entre 250/300palabras, y vocalizar perfectamente cuando nos dirigimos a él, para que cuando hable logre hacerlo con la mejor pronunciación posible.
- Hablar en términos generales no ayuda. Por ejemplo, el verbo comer sirve para identificar todas las comidas, pero no enriquece el vocabulario del niño. Lo adecuado sería utilizar lo que corresponda: “desayunar”, “merendar”, “cenar”…
- No tengas prisa, dale el tiempo que necesite para que se exprese e intente contar. No le interrumpas y contesta a sus preguntas, preferiblemente poniéndote a su altura y mirándole a la cara. También dale tiempo para que te conteste a las preguntas que le haces.
- Cuando te señale algo, no se los des. Aguanta el tiempo necesario para intentar que verbalice lo que quiere. Esto no es un castigo en ningún caso, es una forma de estimular el habla.
- Hojear los cuentos e ir verbalizando todo aquello que se ve en él enriquecerá el vocabulario y el reconocimiento del objeto. Pregúntale: “¿y esto que es?, no me acuerdo como se llama”.
- Si utilizas las palabras que él verbaliza (su jerga), cometes el error de que se alargue su proceso natural de desarrollo del lenguaje y tardará más en hablar bien.
- Socializarle lo antes posible para que el contacto con otros niños estimule el habla, ya que ellos no le van a entender como tú. Le entrarán más ganas de hablar y, además, escuchar a niños más mayores le ayudará a mejorar su pronunciación.
- Traducir las expresiones que utiliza el niño a frases cortas y con sentido (por ejemplo, si te dice “comer”, responderle “¿Quieres comer?”). De esta manera, aprenderá a colocar las palabras en el lugar adecuado.
Muchas veces pensamos que, como los niños repiten todo lo que decimos, comprenden esa palabra que repiten, pero no es así. No es lo mismo repetir que comprender. Aprender a hablar significa comprender lo que la palabra significa.
Es muy importante no obligar a los niños a hablar. El niño puede bloquearse, ponerse nervioso y, como consecuencia de ello, callarse.
Proponer juegos en los que tenga que hablar será divertido y, al no sentirse obligado, participará, pero si no lo hace, no hay que agobiarse, porque cada niño necesita su tiempo para dominar el lenguaje.
Entre los 24 y 36 meses los avances normales en el desarrollo del lenguaje son estos:
- De los 24 a los 30 meses:
- Utiliza frases de dos palabras e introduce estructuras más variadas: nombre y verbo, adjetivo y nombre, nombre y nombre.
- Canta canciones sencillas y repetitivas.
- Responde rápidamente a preguntas como: ¿Qué haces?, ¿Dónde estás?
- Pregunta ¿Qué es?
- De los 30 a los 36 meses:
- Entiende e identifica palabras como grande, pequeño, arriba, abajo, dentro y fuera.
- Dice su nombre y apellidos.
- Sabe el nombre de muchas partes del cuerpo.
- Empieza a introducir los plurales.
- Sabe indicar su edad con los dedos.
- Controla el volumen de su voz si le decimos “no grites”.
No hagas comparaciones. Si por ejemplo vas al parque con tu hijo y notas que habla mucho menos que los otros niños y te preocupa, ponte en manos de un profesional que te pueda orientar. De esta manera te quedarás tranquilo y sólo te preocuparás si realmente hay que preocuparse.
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