
La música y los niños
En un mes dedicado plenamente a la música, no podemos pasar por alto los cientos de beneficios que tiene la música para las personas.
El día que nos visitó la charanga, les pedimos que tocaran despacito para que los niños no se asustaran. Nos sorprendió que se pudieron contar con la mitad de los dedos de una mano los que lloraron un poquito, pero lo más llamativo fueron sus ojos. Los primeros minutos, mientras sonaban el bombo, los platillos, la trompeta, el saxofón y el trombón, la sorpresa fue tan inesperada que no se movía ni uno, los ojos eran como platos, abiertos de par en par, y en un segundo surgió la magia y empezaron a moverse, cada uno a su ritmo, a su manera y a disfrutar de una música que poco a poco subía de decibelios.
La música es fundamental para conseguir el desarrollo cognitivo, auditivo, sensorial, del habla y motriz que se persigue en esta primera etapa del sistema educativo.
Sus beneficios son incontables:
- La música es un estupendo conductor para mejorar la coordinación. Con la música el niño adapta su movimiento corporal al ritmo que escucha, potenciando el control rítmico de su cuerpo. Por tanto, la expresión corporal del niño se ve incrementada.
- Favorece de forma clara la capacidad de hablar y la comprensión del significado de las palabras, sobre todo a través de las canciones infantiles, en las que habitualmente las sílabas son rimadas y repetitivas, y normalmente se interpretan acompañadas de gestos al cantar.
- Estimula la concentración, además de mejorar el aprendizaje de las matemáticas (si nos fijamos, la música es pura matemática, ya que se divide en compases y cada uno tiene la misma cantidad de tiempos). Otro aspecto que se ve favorecido es el aprendizaje de otros idiomas y de la memoria.
- Y, no menos importante, la música proporciona seguridad y confianza, ya que, cuando el niño comparte canciones con otros niños, se siente incluido en un clima de ayuda y colaboración.
Para finalizar, no olvidemos su efecto tranquilizador. La música puede disminuir la sensación de ansiedad al inhibir ciertas hormonas del estrés y reducir el ritmo cardiaco y la presión sanguínea. Cuando estamos cansados o nerviosos, ciertos ritmos musicales nos ayudan a desconectar y nos permiten una adecuada relajación. En sentido opuesto, cuando estamos desanimados y brota la música es habitual que nos pongamos contentos. Se observa, incluso, que genera movimientos rítmicos a la mayor parte de las personas.
¿Qué nos acompaña siempre en la escuelita? ¡La música! Otra cosa quizá pueda faltar, pero la música, nunca.
Gracias por colaborar con nosotros y no dejar de poner música, de cualquier tipo, a vuestros hijos.
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