
El valor de las lágrimas
¡No para de llorar! Estamos agobiados y muy aburridos… ¿Qué podemos hacer?
Los primeros 12 meses de vida el niño se manifiesta y comunica a través del llanto. Es muy importante saber identificar correctamente ese llanto porque nos está informando de que le pasa algo, que tiene hambre, que se muere de sueño o está sucio e incómodo, por lo que cuando un niño llora hay que acudir inmediatamente para descubrir qué le ocurre y poner fin a ese malestar y, por supuesto, transmitirle la seguridad que necesita.
A partir del año, los niños lloran exactamente por los mismos motivos, pero también empiezan a llorar para llamar la atención, porque su capacidad de razonamiento ha aumentado y comprueban el límite de nuestra paciencia, intentando salirse siempre con la suya y conseguir lo que pretenden.
Lo que nunca debemos pensar es que el niño llora para molestarnos, ya que se trata de la expresión de un estado de ánimo. Tampoco llora porque quiere, pero eso no quita que a nosotros nos sature cuando el llanto es continuo, por eso debemos aprender a interpretarlo lo antes posible, porque lo llantos tienen diferentes tonos.
- Si tienen hambre, el llanto empieza débil y va aumentando progresivamente hasta que llega el gemido muy fuerte, además de chuparse el puño o los dedos.
- Si tienen sueño, el llanto es suave, pero si se le habla generalmente se convierte en un llanto fuerte, irritado. Se suele frotar los ojos o busca algo para chupar.
- Cuando le duele algo el llanto es fuerte, agudo y prolongado, y suele aguantar la respiración jadeando para volver al mismo llanto intenso y agudo.
- Si está enfadado, se suele poner rojo y la respiración es entrecortada, mantiene los puños cerrados y apretados y su expresión es de irritación. El tono del llanto es menos intenso que cuando tiene dolor.
- Si se ha asustado o tiene miedo, el llanto es un gemido fuerte al que le acompañan descargas motrices, no suele aceptar el consuelo por parte de los padres y suele ser debido a una excesiva estimulación.
- Si quiere que lo acunes o lo cojas, los llantos suelen ser entrecortados con gemidos cortos. Si no se atiende, acabará llorando desconsoladamente.
A partir del año, debemos asegurarnos de que el llanto es de verdad y no caprichoso, por lo que ya no debemos tener tanta prisa en acudir porque el permitir llorar a un niño le favorece por los motivos que a continuación exponemos:
- Le acostumbraremos a que se dé cuenta de que llorando no se resuelven las cosas ni sus pequeños problemas y de esta manera evitaremos que se acostumbre a llorar por todo.
- El tiempo de demora que estableces en atender su demanda le va a permitir probablemente salir de esa situación que le ha provocado el llanto: le estás dando la oportunidad de ser menos dependiente de ti.
- Comprueba que reaccionas con tranquilidad ante sus lágrimas, lo que le llevará a entender que la calma es buena, porque si a la menor queja del niño acudes corriendo y con cara de susto, lo que transmitiremos será angustia y susto, por lo que llorará más aún.
- Dejarle llorar es permitir que se desahogue un ratito. Eso no significa que el niño vaya a sentirse solo o abandonado, o incluso desatendido, y le enseñará a aprender a esperar. Si no es capaz de dejar de llorar por sí mismo, acude y le consuelas.
A estas alturas conoces perfectamente el llanto de tu hijo y su causa (si tiene hambre, sueño, se siente mal o se ha hecho daño) por lo que, dependiendo de su tono, podrás demorar o no el ir a consolarle.
Algunas pautas de actuación a tener en cuenta:
- Si el niño llora porque se ha asustado o tiene miedo, acude rápidamente y consuélale. Dedica el tiempo que sea necesario.
- Cuando está jugando solito y de repente empieza a llorar puede ser porque se dé cuenta que no estás ahí y te reclama. En este caso, aconsejamos que demores un poquito acudir ya que puede volver a jugar sin necesidad de tu presencia. Lo que puedes hacer es hablarle y decirle que vas enseguida.
- Cuando lloran para desahogarse, consuélale y abrázale. El niño lo necesita y se sentirá mucho mejor.
Estamos seguros de que, aunque te demos todos estos consejos, habrá momentos en que el llanto del niño te pueda hartar, pero el adulto eres tú y debes estar ahí y procurar consolarle, de manera que se le ayude a afrontar los retos a los que se enfrenta cada día y llorar es una manera de mostrarnos sus sentimientos.
También tened en cuenta que, cuando un niño llora antes de dormir, este llanto le genera relajación y le cuesta menos dormirse.
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