
Día Internacional de la Educación
Educar es probablemente una de las palabras más maravillosas que existen, pero conseguir una buena educación es probablemente una de las cosas más difíciles a las que se enfrentan los padres.
Educar es ser ejemplo y actuar con coherencia, sin prisas pero sin pausa, hablar correctamente y explicar por qué algo está bien o por qué no debe hacerse, siempre desde un punto de vista afectivo y positivo.
Educar no es “no corregir”. Es corregir, ayudar a pensar para rectificar, ser firmes y rectos, pero también es necesario jugar con la flexibilidad, siempre poniendo los límites y haciéndose respetar.
Educar es escuchar sin interrumpir; disculparse ante nuestros hijos cuando nos hemos equivocado; es consolarlos cuando se sienten mal y comprenderlos y guardar silencio si procede; es observar y preguntar qué les pasa y por qué en un momento dado están tristes o enfadados…
Educar es realmente complicado, pero tenemos que ser conscientes de que siempre queremos lo mejor para nuestros hijos por lo que una decisión tomada debe ser considerada por nosotros siempre como correcta porque previamente ha sido valorada y reflexionada, y si tenemos que modificar esa decisión, se da un paso hacia adelante y se hace. No debemos reprocharnos nunca nuestros “no aciertos” porque educar también es no acertar.
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