
Día del Niño: ¡A la escuela con pijama!
Hoy conmemoramos, como cada 20 de noviembre, uno de los días más importantes para nuestro centro educativo, el Día del Niño. Vamos a celebrarlo con algo que les gusta mucho a los niños: un cuento.
“Érase una vez unos niños que iban a una escuelita de Madrid llamada Delphos. Eran niños muy felices a los que les encantaba jugar y que les leyeran cuentos, pero cuando se echaban la siesta siempre preguntaban: ¿Dónde está el pijama? ¡Yo quiero mi pijama!
Un día, Laura les dijo: ¡Paciencia, que pronto todos vendremos en pijama a la escuela!
Sara, por su parte, aprovechó una de las asambleas para preguntarles a los niños cómo era su pijama.
- Sara: A ver, cuéntanos a todos, ¿cómo es tu pijama?
- Diana: ¡Mi pijama es mágico, cuando mamá apaga la luz brilla!
- Elena: ¡Mi pijama es muy calentito pero me tapa los pies y eso… no me gusta mucho!
- Federico: ¡Mi pijama es azul y tiene un oso!
- Camila: ¡Yo tengo muchos pijamas pero sobre todo me gusta uno que es de color rosa!
Sara continuó con su encuesta sobre los pijamas: Y los demás que no decís nada, ¿es que no tenéis pijama?
Aitana asintió con la cabeza y dijo: ¡Mi pijama es blanco! Y miró a los demás que permanecían callados.
¿Pero qué pasa, dijo Sara, es que estos niños no tienen pijama? Sííííí, gritaron todos, riéndose a continuación.
Diana le preguntó a Sara en bajito: ¿Y tu pijama, de qué color es? Mi pijama es de color fucsia, y me encanta, le dijo Sara.
¡Y Por fin llegó el día de ir en pijama al cole! Cuando llegaron, sus maestros les dijeron: Hoy estáis muy felices, ¿verdad?
Todos los niños y niñas tienen un pijama muy especial con el que sueñan cosas maravillosas. El sueño que tuvieron nuestros pequeños trotamundos después de jugar todo el día en su escuelita y dormir la siesta con su pijama fue un mundo lleno de niños jugando, riendo, saltando, gritando de felicidad… Pero, de repente, en el sueño aparecieron niños que no jugaban, que no podían ir a la escuela, que lloraban porque pasaban hambre… Afortunadamente, los maestros empezaron a despertarlos porque la hora de la siesta había terminado.
Cuando vinieron sus papás a recogerlos, los niños seguían teniendo esta idea en su cabeza así que lo primero que les dijeron a sus papis es que querían que todos los niños fueran felices, tan felices como ellos. Los papás les abrazaron y pensaron que, mejor que cualquier otra, esta era la campaña de navidad más solidaria y más bonita de todas, la de su escuelita”.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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