
Desarrollo de la inteligencia emocional: Las habilidades sociales
Entramos en una materia que es crucial para el desarrollo social del niño: la capacidad para relacionarse con sus iguales, con los adultos, con su familia, con sus maestros o con personas desconocidas.
Las habilidades sociales son una serie de conductas y gestos adecuados que permiten a la persona relacionarse positivamente con los demás. Incluyen aprendizajes como saludar, presentarse, agradecer, pedir permiso o iniciar una conversación.
¿A qué edad comienza el proceso de socialización?
El niño durante los primeros años de vida es egocéntrico, sólo existen él y sus circunstancias. Primero cree que sólo existen él y su madre, pero cuando descubre que es un ser independiente de ella y comienza la exploración, sólo persigue su interés.
Cuando nos llegan familias a la escuela y nos dicen “Quiero escolarizar a mi hijo para que socialice”, les comentamos que, en realidad, la habilidad para socializarse está limitada al principio, ya que en un primer momento el niño debe descubrirse a sí mismo, pero es cierto que la primera infancia es clave en todo el proceso de socialización futuro y, por supuesto, en la adquisición de habilidades sociales para relacionarse con los demás.
La socialización es un proceso dinámico y progresivo que no se produce hasta aproximadamente los cinco años y hasta ese momento no se puede afirmar que la relación con sus iguales sea de “amistad”. Hasta que llega ese momento los niños utilizan a sus iguales para su juego y diversión, pero igual los toman que los dejan. Me interesa, juego o comparto, no me interesa, increpo e incluso empujo.
Este comportamiento se observa muy bien en niños que en la escuela infantil no se separan de sus iguales y en el parque no hacen por estar juntos, aunque les encantaría a sus padres, y viceversa, en niños que en la escuela aparentemente no juegan juntos, pero fuera sí lo hacen.
La socialización se produce cuando el niño es capaz de integrar los elementos que le rodean (su entorno más próximo) y es capaz de adaptarse a las normas de éste.
La escolarización implica muchísimos beneficios, entre ellos, el trato entre iguales, con el que aprenden a realizar intercambios, en los que puede parecer que comparten, pero en realidad no es así. Los niños cogen y dan en función de un interés propio y, si no consiguen su objetivo, utilizan un sistema de defensa para conseguir lo que quieren. ¿Cómo lo hacen? Pues con un manotazo, con la boca, ya que es su principal centro de exploración desde el momento en el que nacen, con gritos o con llantos desconsolados para llamar la atención del adulto de referencia.
Aprender a desarrollar estas habilidades es fundamental para conseguir unas óptimas relaciones con los demás. Se trata de un aprendizaje vicario, ya que los niños se relacionarán abiertamente o no en función de lo que vivan en su entorno, esto es, harán lo que vean y no lo que se les diga, por eso, el adulto debe cuidar la formas, la buena educación, el vocabulario no agresivo y la contención en una conversación. De todo ese comportamiento del adulto y de cómo se relacione con su entorno y con las personas los niños tomarán ejemplo y ellos harán lo mismo con sus iguales e incluso con los adultos.
La familia es el primer medio se socialización del niño, pero la escuela es el otro gran medio de socialización y aprendizaje para adquirir y fomentar unas adecuadas habilidades sociales.
Para que la habilidad social no se vea frustrada ni ralentizada hay que procurar:
- No sobreproteger al niño.
- Que comprenda que su comportamiento no adecuado con una persona, sea un igual o un adulto, tiene consecuencias incómodas para él.
- No fortalecer sus puntos débiles.
- Favorecer la interacción y el juego, pero no obligarle a hacer nada que no quiera (tiene que salir del niño).
Trabajaremos esta habilidad (capacidad) a través de diferentes actividades:
- Saludar y despedirse todos los días, tanto de sus padres como de los compañeros y sus educadoras.
- Pedir las cosas por favor.
- Aprender a dar las gracias.
- Aprender a pedir permiso para ir al baño.
- Guardar el turno y ceder el paso.
- Aprender a disculparse.
- Provocar conversaciones sobre temas accesibles para ellos y que aprendan a escuchar y pedir su turno para hablar levantando el brazo.
- Esperar a que todos terminen de comer para levantarse de la mesa.
La adquisición de unas adecuadas habilidades sociales les permitirá tener la capacidad de expresar sus sentimientos, defender su criterio personal, reforzar su autoestima y crecer fuertes en su desarrollo emocional.
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