
¿Cómo nacen las primeras ideas abstractas?
Muchas veces nos han preguntado: ¿Ajedrez, por qué?
El ajedrez es el rey de juegos y su aprendizaje presenta múltiples beneficios, tantos que resulta muy complicado describirlos en pocas palabras, por lo que en este artículo se va a hacer referencia fundamentalmente a cómo facilita el desarrollo de la capacidad de abstracción.
Los niños, cuando se van acercando a los tres años, desarrollan la capacidad necesaria para generalizar y empiezan a ser conscientes de la idea de grupo. Son progresos evidentes en la capacidad intelectual que reportan muchos beneficios en la propia evolución del pequeño.
Generalizar y agrupar conceptos es muy complicado para los niños porque para formar un concepto mental también se requiere disponer de cierta fluidez verbal. Darse, por ejemplo, cuenta de que entre un libro y uno de sus cuentos hay similitudes, aunque sean diferentes, es un avance muy importante. Se inicia la fase del desarrollo abstracto.
¿Se puede trabajar el ajedrez con niños de 2 a 3 años? La respuesta es sí.
Un proyecto de iniciación al ajedrez que se lleve a cabo a lo largo del curso escolar favorece de forma significativa el desarrollo del concepto abstracto, del mismo modo, o incluso más, que identificar con la ayuda de las ilustraciones de los cuentos cosas grandes, pequeñas, bonitas, feas o las que sirven para vestirse o comer.
- Antes de iniciarse en el juego del ajedrez deben familiarizarse primero con un tablero que está repleto de cuadrados (forma geométrica que tiene cuatro lados), que son blancos y negros (dos colores, que son dos colores que a ellos les cuesta un poco más trabajo conocer), que hay un orden (blanco/negro/blanco/negro), y que podemos jugar dentro de ese tablero: saltar dentro de un cuadrado, quedarse sentado o seguir de pie siguiendo las indicaciones de su maestro.
- A continuación, conocerán las piezas, trabajando el concepto de la familia blanca y la familia negra. Resulta muy útil iniciar el acercamiento a este juego con algo en lo que el niño ha iniciado ya su comprensión y que es muy fácil de entender para él porque es cercano. Ellos ya conocen este concepto y ahora lo que van a aprender es cómo se llaman las piezas que componen cada una de las familias.
- Finalmente nos centraremos en conocer muy bien el peón y ensayar sus movimientos: primero con su propio cuerpo y más adelante con las piezas gigantes, pasando a manipular las piezas de tamaño normal en el tercer trimestre. Esta manipulación fortalece y afianza el uso de la pinza digital y el control de la fuerza para manejarla.
Con la manipulación de las piezas se trabaja concienzudamente el desarrollo óculo manual porque con la mirada tienen que seguir obligatoriamente ese movimiento ordenado sin salirse de los cuadrados, así como la mejora de la cognición al realizar el conteo de los cuadrados al mismo ritmo que mueve esa pieza y cuenta con los dedos bien apretados. Bien es cierto que necesitarán tener cierta capacidad de abstracción para lograr aprender los movimientos de las piezas correctamente y también para buscar estrategias inteligentes que les permitan seguir adelante en el juego sin perder su peón.
El pensamiento a estas edades es muy intuitivo e imaginario y el ajedrez les ayuda a un acercamiento ordenado al pensamiento lógico y matemático. Para llegar a la importante iniciación al concepto matemático es necesaria cualquier actividad mental que contribuya al desarrollo de su pensamiento en el camino hacia la abstracción. Jugando con el ajedrez investigan, observan, imitan y se apoyan sobre lo que ven, es decir, interiorizan primero practicando con su cuerpo los movimientos de las diferentes piezas (peón, torre y caballo, en este orden) encima de un tablero gigante y después practican con piezas gigantes para pasar a jugar con las piezas del juego básico de ajedrez.
Como en la educación infantil el pensamiento del niño está sujeto a la acción, cualquier método utilizado para fomentar el desarrollo del pensamiento abstracto, como en lo demás, debe ser activo, dinámico y lúdico.
Los niños no simbolizan aún, por lo que no son capaces de imaginar las jugadas de forma abstracta, pero se inician en la simbolización trabajando directamente con su cuerpo, con las piezas y sobre el tablero observando cada movimiento.
El movimiento corporal por el tablero facilita la exploración de la relación entre los números y el espacio, algo que a través del ajedrez los niños trabajan de forma muy sintética.
La delimitación del espacio marcado por un tablero lleno de figuras geométricas cuadradas y el concepto abstracto de “cuánto” serán presentados al niño de forma lúdica y atractiva, por lo que el proceso de aprendizaje será muy motivador.
La comprensión del espacio, con límites y posiciones, utilizando primero su propio cuerpo, y el conteo de forma natural, que asienta las bases de la conceptualización del mismo, son actividades que se pueden considerar como un medio de estructuración del pensamiento ya que poco a poco van organizando esas piezas dentro de un espacio delimitado como es el tablero.
Además, es muy importante que las capacidades de agrupación y generalización sean desarrolladas lo antes posible, debido a las repercusiones que tienen en la vida social del niño. Es el momento en el que el niño descubre a los iguales y tiende a querer juntarse con ellos. Pedirá participar en los juegos, ir al parque y echará de menos al niño que falta, entre otros muchos avances conceptuales.
En líneas generales, la práctica sistemática del juego ayudará a los niños a desarrollar competencias importantísimas para la vida:
- El ajedrez es un juego que obliga a aprender a pensar, facilita la capacidad de atención, evita la precipitación y consigue que antes de mover una pieza se realicen en la cabeza, de forma intangible, movimientos posibles para lograr que esa pieza continúe jugando en el tablero.
- Con su práctica los niños desarrollan una gran agilidad mental porque como parte del desarrollo del concepto abstracto acaban viendo en su pensamiento los movimientos a realizar para no perder en el juego, lo que fomenta además la competitividad y querer mejorar cada día.
- Con la manipulación de las piezas del ajedrez se estimulan en los niños experiencias sensibles al tocarlas y sentir su peso al moverlas. Así mismo, se aprende la cantidad de piezas que tenemos sobre el tablero porque se cuentan mientras se colocan en su espacio (práctica del concepto dentro/fuera), se identifican los colores (blanco/ negro), se llega a alcanzar el concepto de orden (se colocan de una manera determinada, no vale cualquiera), de identificación de series, de grupo, comparaciones y clasificación de piezas.
- El ajedrez, así mismo, permite el desarrollo del lenguaje, porque se consigue la adquisición de su vocabulario básico, identificación del nombre de cada pieza en el tablero, el aprendizaje de las cifras y el conteo de pasos en los movimientos, además de conocer las filas en horizontal, en vertical y la condición de la diagonal de esos cuadrados.
- El ajedrez es un juego que puede hacerse tanto en un espacio de aula ordinaria como al aire libre y cualquier actividad para estos niños tan pequeños mejora considerablemente en este segundo espacio porque favorece la salud física y mental.
Os animamos a incorporar en vuestras aulas un proyecto tan interesante como es éste: la práctica del ajedrez desde las edades más tempranas de la educación infantil.
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