
Televisión ¿es educativa?
Enseñar a los niños a ver la televisión
Para enseñar a ver la televisión de forma adecuada y responsable hay que empezar, lógicamente, desde la familia y preguntarnos, ¿qué importancia tiene este medio para el padre? ¿y para la madre?
En función de la respuesta que se dé a estas cuestiones se puede preparar de forma objetiva un plan para educar a ver la televisión en esa familia en concreto porque dependiendo de los criterios educativos habrá que hacer planes diferentes.
Es muy sencillo levantar a los niños por la mañana y enchufar el aparatejo con el fin de que “nos dejen hacer cosas”, así como resulta muy cómodo seguir durmiendo un sábado o un domingo mientras nuestros pequeños realizan el simple acto de dar al botón de la televisión sin preocuparnos de lo que están viendo ni en qué circunstancias.
Educar a los niños a ver la televisión supone un esfuerzo muy importante y, en muchas ocasiones, son los progenitores los que necesitan la orientación necesaria para guiar a los niños en esta cuestión y que hagan lo que deben.
En muchos casos, es un gesto de egoísmo e interés por parte de los adultos, ya que en muchas familias existen 2 o 3 aparatos de televisión, el de los niños y el de los padres, de manera que los unos no se molesten a los otros.
Se da la circunstancia de que la televisión, aunque no se esté viendo, está funcionando muchísimo tiempo, justificando con que “el sonido que emite acompaña”, lo que da indicios de la soledad que hoy en día se manifiesta en muchas casas.
¿Cómo educar a ver la televisión?
Primero, los padres:
- Deberán tener criterios comunes con respecto a este medio, revisar la programación que existe y procurar consultar las críticas realizadas por expertos competentes con respecto a los programas que han elegido inicialmente para visionar con sus hijos, al mismo tiempo que ellos, o para dejar que los visionen sin su presencia obligatoria.
- Concretar las horas en las que se verá la televisión y siempre que se haya cumplido con las obligaciones primeras que en toda familia debe haber: tareas asignadas, deberes del colegio, etc.
- Cumplir la palabra. Si se dice que no hay televisión, ser coherentes y no permitir que se encienda.
- Realizar el esfuerzo de visionar con ellos una serie, unos dibujos, una película, un documental, un concurso, etc. e ir haciendo comentarios productivos y críticos de aspectos que vayan surgiendo a lo largo del mismo, responder a las cuestiones que nuestros niños planteen de forma objetiva y abierta y permitir que nos den su opinión y, en el caso de que nos parezca desacertada, siempre explicarles y razonar con ellos por qué esa respuesta que están dando no es la adecuada.
En segundo lugar, la escuela:
- Donde se seleccionarán siempre los contenidos en función de la programación estipulada y se visionará previamente, con papel en mano, cualquier programa, documental, película que se vaya a compartir con los niños, con el fin de apuntar posibles preguntas que vayamos a realizar a los niños, críticas que queramos realizar al mismo para generar debate en el aula, etc.
- Siempre se utilizará con fines educativos y crear debate con el fin de enseñarles a desarrollar el sentido crítico y a distinguir si lo que están viendo es algo que sólo se puede dar en la película o puede darse también en la vida real.
- Parar el visionado para hacer algún comentario de éste. Es bueno tomar notas en el acto de manera que podamos preparar un pequeño guion de conversación para conseguir los fines que queremos conseguir con esa actividad.
- Intentar que el visionado socialice. Provocar turnos de preguntas y respuestas, hacer grupos de trabajo, exponer en el aula, generar debate y discusión, etc.
- En el caso de los infantiles, buscar programaciones que nos ayuden en la interiorización de los contenidos trabajados en el aula y que, además, la duración sea breve, concisa y completa. En ocasiones, sólo tendremos que ofrecer un fragmento determinado y no la película o el documental completo.
En tercer lugar, los otros:
- Cuando los niños acuden a casa de abuelos, tíos, amigos… los padres debemos informar de los criterios que tenemos para nuestros hijos con respecto a la televisión y debemos pedirles, sobre todo si van a pasar unos días con ellos, que sigan nuestro mismo criterio para evitar posibles confusiones en los más pequeños y que cuando regresen al hogar familiar no noten las diferencias de actuación excesivamente.
Como consecuencia, los niños:
- Deben obedecer y respetar los criterios marcados en la familia e interiorizar de forma adecuada por qué pueden ver esto y por qué no pueden ver esto otro, pero para eso hemos tenido que hablar con ellos y explicárselo bien.
- Deben saber decir “aquí se ha terminado y hay que apagar la televisión” pero, para que esto suceda, debe haber con anterioridad un trabajo y seguimiento exhaustivo por parte de los padres, siempre con cariño y afecto.
- Deben compartir los visionados con sus padres y aprovechar los mismos para pasar un buen rato, reír, aprender e, incluso, sufrir con aquellas informaciones más duras que representan hechos de la vida real, por que los niños deben conocer que la vida tiene aspectos muy buenos y aspectos que no son tan buenos, y la televisión también nos ayuda a explicar algunos de ellos, como por ejemplo la desaparición de un familiar querido.
Desde nuestro punto de vista existe un exceso y un abuso muy importante del uso de la televisión y otros medios audiovisuales que está influyendo, en muchos casos de forma muy negativa, en actitudes y comportamientos de nuestros niños, ya que la ponen por delante de otras muchas obligaciones.
En muchas ocasiones, los niños dan mucha más credibilidad a la información que reciben desde estos medios que a lo que se les dice en el seno familiar o escolar. No es extraño que nos digan “pero es que, en la televisión ha dicho que…”.
El hábito lector es un grandísimo perjudicado por el uso de la televisión, aparte de otras consecuencias negativas, como la agresividad que tienen algunos niños y niñas “copiada o imitada” de los programas visionados, “la obligación generada” que tienen muchos de ver la televisión todos los días, la sensación de que no pueden pasar sin ella…
Estamos de acuerdo en que la televisión educa, que con ella adquieren habilidades, que ayuda en la formación de capacidades intelectuales, físicas y volitivas, que es un medio de socialización, que les sirve para desconectar y distraerse en momentos concretos, etc. Sin embargo, tiene el efecto contrario cuando no se decide lo que van a ver y el tiempo que se va a ver de forma ordenada y controlada. Se trata de un instrumento que puede írsenos de las manos y finalmente convertirse en algo prioritario que reste tiempo de juego en la calle o con otras cosas, limite el desarrollo del hábito lector, les convierta en más sedentarios y les exponga al bombardeo de publicidad engañosa en la mayoría de los casos.
Lo que los niños ven, escuchan y viven en cualquier lugar y con cualquier cosa es lo que va a influir de forma definitiva en su desarrollo posterior. Por eso hay que cuidar su exposición a los comportamientos agresivos que puedan ver en la televisión, que en muchas ocasiones pueden llevarles a faltar al respeto a los padres, y en general a los adultos y otros iguales, porque es lo que oyen y ven en la televisión.
Desde aquí os aconsejamos que la televisión se les ponga siempre de forma controlada y que no permitáis que vean ningún programa sin antes haber sido visto por vosotros o, al menos, haber leído las críticas de los expertos.
La televisión es educativa si su gestión con los niños es correcta.
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