
¡Nos vamos a descansar!
Finaliza el vigésimo noveno curso de la Escuela Infantil Delphos. Avanzamos hacia el trigésimo aniversario, ¡toda emoción es poca!
Cuando miramos hacia atrás, hacemos balance de todo lo que hemos trabajado y vemos cómo hemos ido modificando nuestra actuación hacia las nuevas tendencias educativas, siempre desde el sentido común, ya que somos plenamente conscientes de que nuestro día a día es con los más pequeños de las familias. Familias que nos confiáis a vuestros hijos para que realicemos en conjunto (familia-escuela y escuela-familia) una acertada coeducación llevada con mucho sentido del humor, porque criar a un niño y su educación es muy difícil, pero es cierto que con una guía adecuada es un reto maravilloso.
Nos encanta escuchar y atender vuestras demandas, dar importancia a lo que realmente la tiene y quitar importancia a lo que no la tiene, reírnos cada día de todas esas anécdotas de los pequeños trotamundos: sus despertares tempranos, sus no dormirse a las horas adecuadas mientras vosotros caéis rendidos, cómo nos colocan la casa y ver que se nos acumulan las tareas, saber que en casa no comen pero en la escuela devoran, lo que os hace exclamar “al menos come aquí”… ¡Los niños son una auténtica pasada!
Nos pueden cada día y lo saben, pero también saben con quién están y qué pueden o no pueden hacer dependiendo del adulto que tengan enfrente: a mamá se la monto, pero luego ni “mu” en la escuela, a papá no le miro o no le suelto en la puerta para que se vaya “plofff”, pero en la escuela no rechisto… Y así día tras día. Entradas de diez, de cinco o de cero, y volvemos otra vez al diez, al cinco o al cero, porque es algo normal en el proceso evolutivo natural de estas personitas y se llama “ansiedad por separación”. Y después de ésta vienen las rabietas. ¿Qué es más complicado de gestionar? Desde nuestro punto de vista, las segundas.
Nosotros, el equipo educativo, sabemos que vamos a descansar porque durante un mes no vamos a tener niños que atender y cuidar, pero llegaremos en septiembre a realizar ese relevo tan necesario y volveremos a compartir con vosotros lo mejor que tenéis: vuestros hijos. ¡No los dejéis escapar, que crecen volando!
¡Os deseamos un precioso verano y no les quitéis el ojo de encima, que os la lían! ¡Nos vemos en septiembre!
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