Taller de masaje para bebés: Tócame…, acaríciame…, cógeme…, siénteme…, quiéreme…, ¡¡»disfrútame»!!
Todas las personas necesitan sentir que se les quiere, que se les valora, que se les siente… y todo eso desde antes del nacimiento.
Una de las mejores maneras que tenemos para decirle “te quiero mucho; quiero sentirte y que me sientas; quiero tenerte entre mis brazos, disfrutar acariciándote; quiero conocerte más y más…” es dar un masaje a un niño porque le sientes y se siente muy cerca de ti.
El masaje, además de relajar a esa personita y ofrecer una importante sensación de bienestar, puede aliviar algunos de los trastornos habituales como los cólicos del lactante, estados de nerviosismo, insomnio, etc…
En la forma de realizar un masaje, es muy importante cuidar el momento, la predisposición y el lugar.
Desarrollar el sentido del tacto en el niño es fácil cuando se le acaricia desde fuera cuando aún se encuentra en estado embrionario y fetal y después, una vez nacido, cuando le cogemos, le tocamos, le acariciamos…, en definitiva, le sentimos y nos siente.
El tacto es el primer sentido que desarrolla en el ser humano por lo que las caricias son clave en la adecuada y correcta adquisición del vínculo afectivo y emocional con la madre primero y con el padre y resto de personas después.
El niño necesita “sentir” y para eso, nos ayudamos de nuestras manos que tocan y que transmiten ese amor, la ternura, el afecto y el cariño que necesita desde antes del primer día de vida fuera del vientre de la madre.
Cuando al niño se le acaricia y se le masajea, experimenta sensaciones muy positivas. Se suele mostrar receptivo y agradecido generando respuestas hacia la persona que lo hace.
La sensación de bienestar físico y emocional, no sólo es para el niño sino también para la madre o para la persona que se entrega a la otra persona y que quiere darle en ese momento lo mejor de ella y sentirse muy cerca.
Las caricias, los masajes, potencian el vínculo emocional y afectivo de los padres hacia el bebé y viceversa. Además facilitan la conciencia de su propio esquema corporal.
La forma de hacerlo debe ser ordenada y pautada. El tiempo que se le dedique debe ser muy bien aprovechado porque servirá para relajar al niño, para respirar pausadamente, para entregarse y disfrutar de la alegría y de la profundidad de ese momento.
El niño se sentirá atendido y querido. Nosotros desarrollaremos la intuición necesaria y el sentido del tacto para conocer y escuchar activamente a nuestro bebé.
¿Cuándo masajear al niño?. No hay un momento mejor: cuando uno lo sienta o intuya esa necesidad de hacerlo, sea por inquietud, malestar, insomnio del niño o simplemente porque se quiere tener un momento de placer y disfrute de ambas personas. La que lo da y la que lo recibe.
El masaje infantil es una técnica que se debe aprender a través de un especialista para evitar poder hacer daño al niño sin querer y por falta de información ya que con él, se estimulan también los órganos internos.
También, es beneficioso para el desarrollo fisiológico, psicológico y emocional del bebé.
El niño, no sólo necesita cubrir sus necesidades básicas de alimento sino que además necesita cubrir sus necesidades emocionales y afectivas. Un niño que no se siente querido se puede incluso, llegar a morir. Cada persona es un ser irrepetible, único e ireemplazable. Cada persona tiene unas necesidades diferentes.
El Dr Fréderick Leboyer fue quien dio a conocer la técnica hindú de masaje infantil denominándola “Shantala” que significa, “El Arte de dar Amor”.
Algunos de los beneficios de este tipo de masaje son:
- Mejora la digestión y la evacuación por lo que los cólicos del lactante suelen ser menores.
- Mejora el sistema inmune al trabajar la linfa aumentando las defensas del organismo.
- Mejora el sistema nervioso. Puede reducir la irritabilidad, el nerviosismo, la ansiedad…, mejora la calidad del sueño, puede ayudar a reducir los dolores de la dentición.
- Mejora el sistema muscular y esquelético ya que flexibiliza, suaviza y tonifica las articulaciones además de facilitar la coordinación de los movimientos del bebé.
- Se favorece la activación de la circulación sanguínea y se mejora la textura y el tono e incluso el estado de la piel del bebé.
- Desarrolla adecuadamente las emociones porque ayuda a sentirse querido y escuchado. Incrementa de forma muy importante, el vínculo afectivo y emocional entre los padres y el bebé. Desarrollan con más facilidad la curiosidad y la capacidad de atención y se muestran más felices y contentos, lo que les ayudará probablemente a ser personas resilientes, personas que son capaces de enfrentarse a las adversidades de forma positiva porque se sienten seguros y queridos.
- Mejora la comunicación porque ayuda inicialmente al desarrollo de la comunicación no verbal por parte del niño y de la verbal y no verbal por parte del adulto que practica la técnica del masaje.
El masaje se puede realizar desde el mismo momento del nacimiento de una forma progresiva y natural e ir aumentando los tiempos específicos poco a poco respetando siempre el proceso evolutivo y madurativo de esa persona y se puede y se debe practicar aun cuando el niño haya crecido y siempre que él lo permita.
Por la importancia que consideramos que tiene establecer este con”tacto” especialmente delicado y sensible con y hacia el niño, os invitamos a participar en nuestro taller de masaje infantil que se impartirá próximamente en nuestras instalaciones.
Verónica García Notario, Directora Escuela Infantil DELPHOS en colaboración con Rosa Braojos, Quiromasajista.
Julio 2016
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