
4 marzo, 2021
Hoy es mi cumpleaños
Hoy cumplo 27 años.
Soy una Escuela que ha superado la primera y la segunda infancia, la adolescencia, la juventud y estoy plenamente metida en la adultez, pero no por ello he perdido nada de ilusión.
Nací un 4 de marzo de 1994 con un cambio de Ley (la LOGSE) y tengo el orgullo de ser la primera Escuela Infantil, no guardería, autorizada por el Boletín Oficial del Estado en la Comunidad de Madrid, ya que por entonces éramos muy pocas las que cumplíamos las exigencias de esta Ley: tener un edificio independiente, ventilación directa de las aulas, cumplir con un número de metros por aula, patios exteriores, etc. Por supuesto, también dispongo de mi autorización por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.
Os preguntaréis por qué me siento tan orgullosa de mi calificación como “escuela”. Simplemente porque, aunque nos llamen de muchas otras maneras, como por ejemplo guardería, centro de educación infantil…, ser Escuela Infantil supone muchas cosas: No soy un centro en el que se guarden niños porque yo no “guardo”. Yo soy “coeducadora” junto con las familias que me confían a sus hijos, aunque siempre tengo en cuenta que, al ser tan pequeñitos, la calidad asistencial que ha de proporcionárseles tiene que ser muy alta. Simplemente “excelente”.
El cuidado y la atención, además de el cariño que recibe cada uno de mis alumnos, está contemplado dentro de lo que nosotros consideramos el buen trato a la persona.
Mis alumnos son tan felices que la mayor parte del día no se oyen más que risas, gritos y juegos, aunque haya momentos y actividades concretas en los que están tan atentos que simplemente “no se oye nada”. El resto del tiempo son momentos dedicados a las comidas y a las siestas y sí, cuando mis niños tienen hambre nos lo manifiestan como todos los niños: llorando, porque los niños lloran. Es su forma de comunicarse, aunque enseguida se atiende su demanda y a jugar de nuevo.
Este año que celebro mi 27º aniversario hemos pasado de ser una Escuela plenamente abierta a ser un bunker de protección. Afortunadamente podemos afirmar que nuestro carácter abierto se sigue manteniendo mediante la comunicación verbal diaria con las familias, la comunicación por escrito, las llamadas telefónicas, el mail para todo lo que es oficial y la mensajería instantánea para lo que no es urgente.
¡Os agradezco haber confiado en mí! ¡A por los 28 años!
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