
Sobre el vínculo del apego
Nuestro tiempo está caracterizado por las prisas, el estrés, la falta de tiempo, los múltiples gastos…
A todos, pero especialmente a la mujer se le están pidiendo unos baremos de perfección inalcanzables, bajo cualquier mirada sensata. Se nos pide ser profesionales perfectas, amas de casa perfectas, madres perfectas, esposas perfectas…
Si hay que elegir una definición sobre el ser humano, nos quedamos con la de “ser perfectible” que viene a decir que el ser humano es esa criatura cuya capacidad de mejorar no termina nunca.
Esa perfección se refiere no sólo a la capacidad intelectual de aprender, sino a la capacidad humana de rectificar, de cambiar. (por ejemplo, si herimos a una persona a la que queremos, cambiaremos nuestra conducta la próxima vez porque lo que nos interesa, es “no herir”).
Una de las mentiras de nuestro tiempo, una de las justificaciones de los errores en los que está cayendo nuestra sociedad, es el llamado tiempo de calidad. Esta es la pretensión de que los niños reciben el mismo enriquecimiento de sus madres, aunque estas no estén todo el día con ellos, con tal de que el tiempo que les dediquen sea un tiempo de calidad.
Esto es absolutamente falso. La riqueza del tiempo en cantidad, no hay nada que la sustituya (como cualquier experiencia personal nos demuestra: nunca nos cansamos de estar con los que más queremos) pero, ante «la falta de tiempo» que es evidente que hay, vamos a dar calidad del mismo ya que parece que no se puede dar cantidad.
Continuamos…
A lo largo de todo un día, el niño es capaz de entender por qué su madre está cansada, enfadada otras, relajada otras, divertida otras…, porque estos estados de ánimo suelen responder a causas lógicas, con lo que el día discurre como algo inteligible para cualquier cabeza.
Cuando, después de una jornada de trabajo, con las tensiones y problemas que cada día conlleva, después de llegar a casa de nuevo y ver, la compra que hay que hacer, lo que hay que planchar, lo que hay que limpiar u ordenar…, se nos exige estar tumbados en la alfombra con nuestros hijos un par de horas, totalmente relajados y entregados a ellos… esa meta (que es el falso tiempo de calidad), no es asequible.
Informar del vínculo del apego: Qué es, cómo se forma y su importancia para un adecuado desarrollo del bebé es el objetivo de esta entrada del blog.
El estudio del vínculo del apego lo iniciaron los psicoanalistas en su origen con una visión bastante negativa.
Si se continúa con la definición del ser humano como ser indigente y necesitado de todo al nacer, ellos entendieron que, también esta dependencia de la madre que era vital para la supervivencia, era algo que el hombre desarrollaba por la exclusiva necesidad de ayuda y, al ser una dependencia, era también un lastre.
En estudios posteriores continuados por Bowlby y otros, este vínculo fue redescubierto desde toda la ayuda positiva que implicaba para un adecuado desarrollo de la persona.
Se pretende que se reflexione. Además de esas indispensables ayudas de carácter material sin las que el niño no podría sobrevivir, como son la alimentación, el vestido, etc…, también sería imposible la supervivencia de la persona (con toda la trascendencia que este concepto lleva), sin la existencia de unos vínculos afectivos.
¿Qué es el apego?
El apego es una relación constitutiva del ser humano, no consecutiva. Es decir, el ser humano se constituye como tal gracias a la fuerza de este vínculo, y de acuerdo a la gradación en la fuerza del mismo. No es una consecuencia de una necesidad , no es algo que viene o se presenta a posteriori.
El apego es esa vinculación afectiva, estable y persistente, que se establece entre el niño y su madre- padre, como resultado de la interacción entre ambos.
¿Cómo se consolida el vínculo del apego?
- Con la constante respuesta de la madre a las llamadas que emite el niño. (Acercarse a la cuna para ver cómo está, acudir ante un ruido raro, acariciar y hablar aun cuando esté dormido, continuar con sus gestos…)
- Con la constante disponibilidad de la madre. (No perder de vista las prioridades: durante los primeros meses y, a temporadas, hay que dedicar mucho tiempo a los niños en brazos…)
- Con la máxima aceptación del niño, que tiene que estar llena de ambiciosas expectativas y, de un sano realismo. Hay que aceptar a cada hijo como es, no según los resultados que logra. (El gran reto es querer a nuestros hijos con defectos porque, nosotros, también los tenemos; y ayudarles a superarlos). Es muy importantes “ser padres defectuosos”.
- Con una constante actitud de cooperación frente a la invasión del ámbito del niño propio de la conducta sobreprotectora. (Toda ayuda innecesaria limita al que la recibe).
El apego debe configurarse del modo más seguro posible. Cuánta más seguridad reúna este vínculo, más autonomía poseerá el niño y los padres. Cuando hay inseguridad, el niño dedica mucho tiempo a buscar atención por parte de la madre, y pierde tiempo de exploración de su entorno, con lo que pierde oportunidades de enriquecimiento, que la mayor parte de las veces son irrecuperables.
Las características innatas que promueven el apego
- Respuesta de orientación y succión: El niño se adapta físicamente a la madre. Por eso el momento de la comida debe ser lo más tranquilo posible. En las pausas del niño naturalmente la madre actúa.
- Las expresiones faciales: Son el reflejo de las emociones. La mirada constante que facilita el contacto ocular son importantísimas. (Muchas patologías de neuróticos, autistas y otras patologías de la conducta, están íntimamente relacionadas con la ausencia de este contacto ocular, que es una barrera, el lugar natural del descanso y encuentro para el niño. Por eso los niños patológicos, tienen muy mal equilibrio y siempre tienen la sensación de pánico porque se van a caer. No encontraron el puerto primero y principal donde echar el ancla).
- La sonrisa: Supone un refuerzo importantísimo para la madre. La sonrisa inicial de los bebés no es social, sino automática, pero en la medida en que se refuerza, la sonrisa se hace social antes y de modo más seguro. (Y hay que hacer que las generaciones futuras, tengan al menos, ganas de sonreír, aunque a veces no se encuentren motivos para ello):
- El llanto: Tiene gran capacidad para atraer a la madre. El ser humano está hecho para la calma y la falta de orden, nos perturba siempre. La respuesta rápida y contingente al llanto es algo de máxima importancia. (No vale, “es que tienes que aprender a esperar” o “yo tengo muchas cosas que hacer”).
- La discriminación auditiva y la vocalización: Al niño le consuela oír hablar a la madre (y las voces humanas en general). El niño provoca que los demás modulemos nuestro tono de voz y simplifiquemos nuestro vocabulario (o llenemos el mundo de diminutivos o cosas disminuidas).
- El reflejo de asirse o agarrarse (prensión): Desarrolla y estimula el natural contacto corporal. Este reflejo desaparece al quinto mes más o menos cuando se logra la coordinación mano ojo.
- El reflejo de moro o abrazo: Favorece el contacto porque promueve el abrazo, la dependencia, el asirse.
- La imitación de los gestos: los niños pueden imitar desde muy pronto, por pura relación de empatía.
¿Qué pautas pueden ayudar al desarrollo del vínculo del apego?
Las más viejas, las más naturales, las que “son normales” para toda la población
- Jugar mucho con el niño.
- Observarle, cuanto más mejor.
- Incrementar las respuestas maternas.
- Imitar al niño.
Tipos de padres y apego infantil
Según el tipo de actuación de los padres, se configura un apego seguro o inseguro.
La personalidad de los padres tiene una influencia totalmente directa. La alegría engendra alegría, la tristeza, tristeza. (A veces merece la pena cambiar; si, a veces lo hacemos por mantener un trabajo, ¿no lo vamos a hacer por nuestros hijos que es, sin duda, el mejor negocio en el que nunca hemos invertido?).
La actitud de los padres
¿Esperamos demasiado de nuestros hijos o somos capaces de aceptarles tal y como son?. Hay que plantearse también, si somos el tipo de padre que necesita ser necesario, porque eso impide el desarrollo correcto de la autonomía de los hijos. Los niños dejan de tomar decisiones porque todas son tomadas por los padres. Más adelante viene la rebeldía pero ya es tarde.
Las expectativas de los padres
Cuanto más optimistas y realistas mejor.
La historia de apego de los padres
Quien no se ha sentido querido, no sabrá querer originando un vínculo de apego seguro “nunca”.
La capacidad de rectificar de los padres
Cuando alguien se equivoca, debe tener la madurez y la humildad suficiente para reconocerlo, tenga el niño uno o veinte años.
Apego seguro e inseguro
Cuando se ha desarrollado el apego seguro:
- El niño se siente competente con el entorno. Acepta mejor al grupo de iguales y son bien aceptados.
- El desarrollo psicomotor, la automoción, la autonomía y el autocontrol son también mucho mejores.
- A mayor vínculo afectivo con la madre, mayor libertad y estímulo para conocer el entorno.
Cuando se ha desarrollado un apego inseguro:
- El niño puede llegar a ser agresivo en su modo de llamar la atención. Cuando llegan al colegio por su modo de hacer agresivo y exigente produce que los demás compañeros les rechacen y su reacción suele ser responder con una mayor agresividad y exigencia por lo que aún el rechazo que producen es mayor. (La pescadilla que se muerde la cola, vulgarmente hablando).
Las experiencias tempranas a nivel físico, afectivo, intelectual y emocional son importantísimas desde la base.
Las edades tempranas hay que mimarlas y la propia naturaleza de cómo son las cosas en ella, ayuda a ello.
Se facilita el futuro de los niños cuando las cosas se ponen difíciles porque hemos ido creando hábitos y crecido cerca de nuestros hijos.
Verónica García Notario_ Directora Escuela Infantil DELPHOS_ Junio 2016
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